La inflamación es una reacción fisiológica que se produce en nuestro organismo al entrar en contacto con algún agente externo patológico. A día de hoy sabemos que la inflamación es la causa de todas las enfermedades. La alimentación juega un papel fundamental en todo esto y por ello hoy vamos a hablar sobre 5 alimentos que te están inflamando y consumes a diario.
El papel de la alimentación en la inflamación.
Cuando hablamos de inflamación se nos suele venir a la cabeza la imagen de una zona de nuestro cuerpo hinchada o enrojecida quizás por haber sufrido un golpe o haber sido sometidos a algún tipo de operación.
A este tipo de inflamación se le denomina «aguda»; es una situación temporal en la que el organismo trabaja para reparar esa zona y disminuir esa situación de dolor.
Existe otro tipo de inflamación que es la «crónica». En este tipo no hay un dolor específico, es más, ni siquiera notamos que está. En este caso ocurre cuando el agente externo dañino permanece en nuestro cuerpo de manera prolongada.
Y, ¿cuáles son estos agentes externos que nos producen esta inflamación?
La lista es inmensa, desde un ambiente altamente contaminado hasta una alimentación rica en productos ultraprocesados.
Seguir una alimentación descompensada es uno de los factores principales que desencadenan el resto de problemas. Un desequilibrio nutricional provoca inflamación (falta de nutrientes), un sobreexceso de alimentación provoca sobrepeso y obesidad y expone a nuestro organismo a un ambiente constantemente inflamado…
Como ya sabrás, una mala alimentación es la antesala de cualquier problema de salud (por mucho que no sientas ningún tipo de dolor.)
Quizás te estés preguntando: «¿Qué es lo peor que me puede pasar, tener sobrepeso u obesidad?»
Estas dos patologías no son más que un par dentro de un sinfín de complicaciones que podemos llegar a sufrir: aterosclerosis, enfermedades autoinmunes (enfermedad de Hashimoto), enfermedades neurodegenerativas (Párkinson), síndrome metabólico, permeabilidad intestinal…
Por ello mantener una buena alimentación y dieta será clave para prevenir todas estas patologías y sus complicaciones derivadas.
5 alimentos que consumes con frecuencia y te están inflamando
1. Harinas refinadas ricas en gluten
Debemos aclarar que no todos los glútenes son iguales. Es más, ni siquiera el gluten que consumimos a día de hoy tiene que ver con el que podían consumir nuestros abuelos. El gluten actual suele estar compuesto de moléculas mucho más pesadas y complejas ante las que nuestro organismo tiene que trabajar mucho más para descomponer.
El trigo es uno de los alimentos con más cantidad de gluten y por tanto sería uno de los primeros a evitar. En su defecto deberíamos introducir en nuestra alimentación alimentos elaborados con harinas como la de trigo sarraceno o avena (sin gluten) y pastas con harinas de legumbres u otros cereales.
2. Azúcar
Nuestro organismo necesita azúcar para desempeñar sus funciones, pero es lo suficientemente complejo y eficaz como para obtener y sintetizar ese azúcar a partir de los hidratos de carbono que ingerimos en nuestra dieta: frutas, verduras, cereales, tubérculos…
No necesitas darle a tu cerebro azúcar tal cual, tu organismo ya se encargará de hacérsela llegar mediante otros procesos. Este es uno de los mayores malentendidos alimentarios que da pie a muchos de los mitos que existen con esto y de los que hablamos en nuestro programa formativo, Objetivo: comer sin mitos.
Por tanto evita el azúcar refinado presente en alimentos ultraprocesados, bollerías, zumos… ya que es una sustancia proinflamatoria además de ser muy pobre nutricionalmente (se considera como calorías vacías.)
3.Grasas saturadas (animal y vegetal).
También podemos encontrar grasas saturadas vegetales, como el aceite de palma, presente en muchos alimentos procesados y ultraprocesados.
Hay también mucho temor a los ácidos grasos omega 6 (siendo estos poliinsaturados) y es por lo siguiente: el ser humano es capaz de transformar estos ácidos grasos en ácido araquidónico, precursor de las prostaglandinas que son promotoras de la respuesta inflamatoria.
Pero no por ello debemos dejar de consumirlo, sino que más bien debemos mantener un equilibrio entre los omegas 6 y 3 de 4:1 o menor (es decir máximo 4 veces más de omega 6 que 3) mediante una buena alimentación.
4. Productos ultraprocesados.
Estos alimentos son, por lo general, una suma de todos los puntos anteriores: ricos en azúcares, con harinas refinadas, altos en grasas saturadas tratadas industrialmente y para colmo ricos en aditivos, los cuales tienen un papel inflamatorio igual de importante que todos los alimentos citados con anterioridad.
Los colorantes y conservantes que contienen estos alimentos son químicos que en la mayoría de ocasiones no son reconocidos por nuestro organismo y ante esta señal se activa nuestro sistema inmunitario provocando inflamación para combatirlos.
Ojo, no todos los colorantes o conservantes son inflamatorios, pero en la medida de lo posible hemos de comer lo más natural posible, haciendo incluso elecciones de alimentos orgánicos que no hayan sido tratados químicamente.
No solo son ultraprocesados los alimentos tipo bollería, sino también muchos productos cárnicos y derivados que pueden llegar a ser tanto o más nocivos al consumirse de una manera mucho más frecuente y no darse cuenta de ello.
5.Alcohol
El alcohol es una sustancia que aumenta la permeabilidad de la pared intestinal; ya sabes que esto se traduce en un aumento del paso de sustancias tóxicas a la sangre y por tanto un aumento de la respuesta inflamatoria de nuestro organismo.
Además de esto, el alcohol es considerado también como caloría vacía. No solo no aporta nutrientes, sino que además puede interferir con la absorción de otros como la niacina o vitamina B1 y daña el hígado, limitando la producción de vitamina D, dando como resultado una mayor prevalencia de fracturas óseas en personas con un consumo excesivo y prolongado del mismo.
Conclusión
¿Significa esto que jamás debo tomar alguno de esos alimentos? La respuesta es «no». Simplemente debemos mantener al menos un 80% de nuestra alimentación libre de estos productos, y dejar el 20% de manera esporádica a comer alguno de los otros alimentos que no son habituales, pero con los que quizás disfrutemos especialmente.
Recuerda, la clave de todo está en el equilibrio y en saber ser flexible.
Y tú, ¿conocías el efecto de esos alimentos en tu organismo? ¡Te leemos en los comentarios!