La semana pasada te contábamos en este artículo los 3 errores por los que no pierdes grasa con tu alimentación. Esta semana te traemos la segunda de tres partes en las que te contaremos cuál es la razón de que te estanques en la pérdida de grasa en tu día a día. ¡Vamos allá!
Motivos por los que no pierdes grasa con tu alimentación: no consumes suficientes proteínas, grasas y fibra.
El primero de ellos va a ser que ingiramos con la alimentación menos calorías de las que consumimos de manera diaria y para ello no queda otra que planificar y no comer a lo loco ni «tocar de oído».
Es cierto que nosotros solemos huir de todo aquello que sea sacrificado y te haga no disfrutar de la alimentación en cualquiera de sus aspectos, pero aprender durante la primera semana cuánto pesa aproximadamente una ración de lo que vas a comer hará que lo aprendas y te servirá de cara al futuro para siempre.
Al no consumir suficientes proteínas y fibra no nos saciamos y acabamos consumiendo inconscientemente más calorías a lo largo del día de lo que realmente necesitamos.
Proteínas:
En cuanto a las proteínas, mantenerlas cerca de los 2 gramos por kilo de peso y día será una buena estrategia de cara a buscar esta saciedad. Por lo tanto un cálculo sencillo será multiplicar tu peso x 2 y tendrás la cantidad de proteínas que necesitas consumir al día.
Por ejemplo, una persona de 75 kg: 75 x 2= 150 gramos de proteína diarios.
En teoría llegar a estas cantidades con una dieta variada y equilibrada es relativamente sencillo. Si no lo consigues, siempre puedes acudir a suplementos en polvo de proteína que facilitarán esta ingesta de proteína y llegar a tu objetivo.
Nosotros ahora mismo estamos utilizando esta que es de las mejores en cuanto a relación calidad precio y además el sabor café frappé es increíble.
Algunas opciones de alimentos ricos en proteínas serían carnes magras como el pollo o el pavo, huevos, pescados (blancos y azules), legumbres y frutos secos.
Si tomamos una cantidad insuficiente y encima consumimos pocas calorías, podemos llegar a perder músculo y esto será contraproducente además de un grave error.
Fibra:
En el caso de la fibra ocurre algo parecido. La fibra nos va a ayudar a mantenernos saciados por más tiempo y no solo eso sino que también es una aliada e nivel metabólico y digestivo, ¿por qué?
Primero porque actúa como prebiótico (alimento para tu microflora intestinal) y al alimentar a estas bacterias promueves un buen funcionamiento de las mismas. Estas bacterias se encargan de decenas de funciones en nuestro organismo, entre otras la de una correcta metabolización de los hidratos de carbono.
Segundo, al consumir fibra en tu dieta, favoreces un paso más sostenido de la glucosa a tu sangre, evitando picos y alteraciones a nivel hormonal (picos de insulina que derivan en resistencia a la misma a largo plazo).
Por lo tanto es prácticamente obligado consumir entre 30 y 35 gramos de fibra al día. Para ello deberemos consumir una gran variedad de alimentos frescos como frutas y verduras, que deberían constituir la base de nuestra alimentación.
El no consumir suficiente fibra hará que nos entre hambre más rápido entre comidas y eso por lo general desembocará en picoteos y comidas entre horas y no solo eso sino que además al no ofrecerle a tu microbiota alimento que la sustente, la alterarás y alteraciones de la flora pueden conllevar preferencias por alimentos «menos saludables».
Grasas:
La clave será utilizar métodos de cocinado en los que no se abuse de ella y en su defecto utilizarla para aliñar nuestros platos.
Las más recomendadas son el aceite de oliva, grasa procedentes de frutas como el aguacate o incluso el aceite de coco para cocinar, pero de todas ellas nuestra elección siempre debería ser el aceite de oliva por encima de las demás.
Deberíamos consumir en torno a un 30% de nuestras calorías diarias en forma de grasa, por lo que una persona media que necesite 1700 kcal diarias, tendría que consumir unos 57 gramos de grasa diarios.
Conclusión:
Mantener una buena alimentación y planificar serán parte fundamental del logro de nuestros objetivos.
De nada vale saltarnos comidas y dejar de comer sin criterio ninguno ya que esto solo hará que se forme un efecto «bola de nieve» negativo, en el que vayamos acumulando errores de manera consecutiva hasta que llegue un punto en el que el problema sea tan grande que sea muy difícil revertir la situación.
Incluso antes de hacer esto de saltarnos comidas a la ligera, podemos planear una estrategia de ayuno intermitente, pero siempre con supervisión profesional y criterio.
Así que ya sabes; planifica y haz bien las cosas, con criterio para poder llegar a tus objetivos sin frustrarte ni perder el tiempo.
Atento a la parte 3 en la que hablaremos de otro error súper común por el que las personas no terminan de lograr sus objetivos.
¡Nos leemos!